La Semana Santa en España es una celebración religiosa de gran tradición, y conmemora cada año la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Esta festividad anual, que consiste fundamentalmente en recrear los últimos días de Jesús de Nazaret a través de diversas liturgias cristianas con tintes de luto y amargura, tiene no obstante un lado muy dulce: pestiños, torrijas y huesos de santo son algunos de los productos de repostería típicos de esta época del año.
El dulce por excelencia en estas fechas son las torrijas, un producto repostero de fácil elaboración casera que consiste en rebanadas de pan empapadas en leche pasadas por huevo y fritas en abundante aceite, a las que después se espolvorea con canela y azúcar. Sus variantes admiten miel, almíbar, vino o licor.
La primera referencia escrita acerca de las torrijas data del siglo XV. Se trata de un postre de origen humilde, contundente, ideal para sustituir en la dieta a los platos de carne, prohibidos durante los días de Cuaresma, por lo que la torrija posee una tradición razonada al convertirse en postre por excelencia durante la Semana Santa.
Aunque en origen se trataba de un plato que tomaban las parturientas para acelerar su recuperación, se cree que su relación con la Cuaresma se debe a que las familias continuaban elaborando la misma cantidad de pan en esta semana en la que no se consumía carne, por lo que era necesario aprovechar ese excedente de alguna manera.
Otro dulce muy consumido en estas fechas son los pestiños, típicos de Andalucía y otras regiones del sur de España, ya que se trata de un postre de origen morisco que se instauró en España durante la dominación musulmana. Se elabora con una masa de harina que se fríe en aceite muy caliente y se pasan por miel o azúcar, según el gusto.
Los mejores pestiños las podemos encontrar en la provincia de Cádiz, en poblaciones como Medina Sidonia, Sanlúcar de Barrameda o Rota. Los pestiños son también muy consumidos en la provincia de Toledo durante la época de Semana Santa.
Y cómo olvidar los huesos de santo. Aunque se trata de un dulce más típico de la celebración de Todos los Santos, también es muy común encontrarlos asociados a la Semana Santa. Llamados así porque su aspecto bien podría recordar a un hueso con su tuétano, se trata de un dulce de mazapán elaborado a partir de harina, azúcar y almendras, por lo general relleno de crema. Cabe señalar el origen musulmán del mazapán, aunque parece ser que fue en Madrid donde aparecen por primera vez, en el siglo XVII.
En la actualidad, se trata de un dulce típico de la región de Castilla y León, y suele resultar muy empalagoso debido a su elevada concentración de azúcar. Por lo general su elaboración es artesana, cocinándose fundamentalmente en conventos, por lo que su precio suele ser elevado.
Gañotes, monas de pascua, flores, leche frita o buñuelos son otros de los dulces reposteros típicos de estas fiestas. Hecho este repaso, los que dediquéis unos días libres este año a disfrutar de la festividad de Semana Santa no podéis dejar de experimentar su vertiente más golosa y degustar estos dulces tan típicos en aquellas regiones de España en las que más destaca su elaboración.