Cuando pienso en Andorra, pienso en nieve, e irremediablemente en el esquí. Pero ese “pequeño gran país” (slogan que utilizaron en una de sus campañas hace años, y que lo merece con creces) presenta otras actividades en el frío menos conocidas y no por eso menos emocionantes.
Me refiero en concreto a dos: las motos de nieve y los karts sobre hielo. Dos actividades con las que viviremos otra forma de disfrutar del “agua helada”, siempre teniendo a mano el resto de maravillas que encontramos en este país y como complemento a nuestro viaje. Dos experiencias únicas que sin duda protagonizarán nuestros emocionados discursos tras volver a nuestra rutina diaria.
Motos de nieve en Andorra, una experiencia única en un entorno nevado.
Andorra siempre la conocí por el país de los chollos. Por aquello de que no se pagaba el impuesto español IVA en los productos, la gente iba en masa a comprar perfumes, electrónica e incluso vehículos de motor. Pero la globalización a la que tanto ha ayudado Internet, ha igualado mucho los precios y la brecha se ha cerrado un poco. Si bien es cierto que algunos productos de consumo como el tabaco, la gasolina, o el alcohol pueden estar algo más baratos (de la misma forma que los franceses “se pasan a España” para adquirirlos), los productos estrella de los 80 y los 90, se encuentran en páginas webs americanas (o incluso españolas) a casi el mismo coste.
¿Eso quiere decir que ya no vale la pena comprar ahí? No, lo que no vale la pena es, como se hacía antes, ir únicamente con ese propósito. Ahora bien, si estás ahí, obviamente mi consejo es aprovecha y realiza compras y regalos, acordándote de que el límite “gratuito de impuestos” en la aduana es de 900 euros por persona. A partir de ahí pagarás el IVA (si te pillan).
Bueno, y además de las compras, aquí hemos venido a pasarlo bien, ¿no? Las estaciones de esquí que presenta Andorra son dignas de mención y un referente para los amantes del deporte blanco. Nada que envidiar en servicios y características a otras estaciones de Europa, de ahí que muchísimos europeos la elijan como destino teniendo más cerca a las de Austria o Suiza. Últimamente incluso muchos rusos escogen Andorra en sus vacaciones, hasta tal punto que muchos restaurantes y servicios presentan sus productos en español, catalán, inglés y ruso. Pero contaros sobre el ski merecería otro artículo.
Estando ya en las pistas de Grandvalira podemos acceder fácilmente al punto de encuentro con el que empezaba nuestra aventura motera en Andorra. En concreto cerca de las pistas de Pas de la Casa, al otro lado de la montaña, ya el último reducto antes de llegar a suelo francés, se encuentra nuestra salida. Yo sólo había visto las motos en la televisión o en las películas, y parece otra cosa cuando tienes tantos caballos de potencia delante tuyo.
Subiendo la montaña con la moto de nieve
Aunque aparentemente uno puede controlarla, es altamente aconsejable sentirse con fuerza suficiente para poder manejar bien una moto de nieve. Pero no te preocupes, ya que siempre hay posibilidad de ir como copiloto en la parte de atrás, aunque no disfrutes de la conducción, tiene otra ventaja: disfrutarás de todas las vistas y la experiencia sin esfuerzo físico.
Empezamos a subir ladera arriba por caminos serpenteantes. En las curvas es cuando más se nota qué es lo que tienes entre las piernas, ya que para hacer las curvas tienes que echar todo el cuerpo a un lado (sacando el trasero fuera de la moto) sin soltar el manillar mientras lo giras. Parece complicado, pero te haces con ella en pocos minutos y vas cogiéndole confianza conforme subes. Como estás tan preocupado de conducirla bien y no caerte, casi no te percatas de lo que tienes alrededor y de cómo, mientras subes, tu posición mejora cada vez más para ser testigo de vistas imposibles con otro medio de locomoción. Las motos tienen “libertad” de moverse por las montañas nevadas, no así los coches o los telesillas, con lo que puedes llegar a la cima de una montaña que te deja divisar todo el paisaje nevado y montañoso que ofrece este país.
Las vistas que ofrecen los lugares a los que se accede sólo con moto de nieve son inimaginables.
Pero no sólo es subir y ya está. La experiencia permitió disfrutar de la moto en tramos rectos e incluso en subidas, con lo que puedes sentir el rugir del motor y la potencia que tiene, empujándote a gran velocidad por la nieve. Es una aventura que terminó haciéndome una pregunta muy curiosa: ¿por qué no tendré yo una de estas y una casita en la montaña?
Si todavía nos quedaba el regustillo de esta innovadora experiencia, por la noche de ese mismo día pudimos poner la guinda al pastel (de nieve, nunca mejor dicho), con otra curiosa actividad: karts sobre hielo. ¿A quien se le habrá ocurrido la idea? Si has pilotado alguna vez un kart, sabrás que una de sus principales características es que están bien pegados al asfalto. El bajo punto de gravedad que tienen y el propio peso del piloto, hacen que se agarren bien a la pista, y que sea bastante complicado derrapar. En los karts sobre hielo prepárate a disfrutar del contínuo derrape.
Karts sobre hielo en Palau de Gel, Canillo, Andorra. Intentándo adelantar mientras derrapa irremediablemente.
Nos fuimos al Palau de Gel de Canillo, una localidad a mitad de camino entre las pistas de esquí de GrandValira y Andorra la Vella. Ahí nos esperaban estos resbaladizos y divertidísimos juguetes. Con ellos aprendes a controlar el derrape y cómo jugarlo en cada curva, para tomarla de diferentes maneras o incluso para adelantar de formas sorprendentes. No te preocupes si te desplazas más de la cuenta, a modo de “autos de choque” existen protecciones para no hacerte daño si llegas a las paredes o te chocas con otro kart. La verdad es que te sientes más seguro que en los karts normales, creo que precisamente el hecho de derrapar te hace disfrutar más del juego en sí.
Como en las competiciones de karts y en el karting de asfalto, puedes realizar competiciones. Con tu atuendo especial y casco, se realizan tanto vueltas de calentamiento como cronos para conseguir mejor posición en la parrilla de salida del campeonato final, como si de un Gran Premio se tratara.
Estas dos experiencias únicas, así como otras que puedes encontrarte en Andorra, no hacen sino acentuar y endulzar la ya de por sí magnífica experiencia que ofrece este país con todo el mundo de la nieve y actividades invernales, así como el lujo de ir de compras a precios interesantes. A partir de ahora, mis próximas visitas a Andorra ya no estarán protagonizadas (sólo) por la nieve, ya que el abanico de posibilidades de entretenimiento ha crecido considerablemente.
Me dejo como pendiente visitar este país en verano, seguro que me sorprende también …
[…] una sorpresa muy agradable cuando, estando en Andorra, y queriendo descubrir sensaciones diferentes al esquí, tuvimos la oportunidad de probar esta experiencia en un circuito bien delimitado en Grandvalira, […]