Un fin de semana de arte, buena gastronomía, y sobre todo, el relax de sentirme como en casa es lo que me he encontrado estos días en Bilbao.
Nada más bajar del coche y poner un pie en el hotel Miró…hello! la recepcionista, una simpática políglota, nos esperaba para amablemente ofrecernos explicaciones, y darnos una cordial bienvenida, incluyendo todos los detalles que puedas necesitar para acomodarte en esta ciudad. El hotel no tiene parking propio, pero sí un espacio reservado en la misma puerta donde puedes aparcar mientras haces ckeck in y descargas cómodamente el equipaje. Hay un parking público a pocos metros de la entrada.
Lo primero que me apetecía era dar un buen paseo por los alrededores. ¿Si chispea? Te prestan un paraguas, ¿si hace sol? tienes a tu disposición unas bicicletas, perfectas para recorrer el centro y disfrutar de las calles bilbaínas.
El concepto de hotel-boutique se caracteriza por una particular ubicación, servicio y diseño. Lejos de los estándares seguidos por las grandes cadenas hoteleras, un hotel-boutique como éste busca un estilo y carácter propio. Situado en uno de los barrios más dinámicos de Bilbao, el hotel Miró tiene una arquitectura elegante y un diseño sofisticado y cuidado. La decoración proporciona un ambiente íntimo en el que uno se siente mimado.
El Hotel Miró fue creado por el diseñador de moda Antonio Miró. Está justo al frente del Museo Guggenheim -verdaderamente enfrente-. Esta joya de la arquitectura contemporánea merece una visita sin prisas, no sólo a su interior, sino también rodeando el edificio por fuera y dejándose asombrar por sus ángulos y curvas, que pueden interpretarse como excéntricas representaciones de elementos botánicos.
Justo al lado se encuentran también varios puntos de interés como el Museo de Bellas Artes, el paseo a lo largo del río Nervión, junto a la famosa Universidad, el campus de Deusto, la llamativa Torre de Iberdrola y hasta un gran centro comercial, Zubiarte, para que encuentres lo que necesites en cualquier momento. – El Casco Viejo, centro histórico de la ciudad, se encuentra a menos de 5 minutos a pie. En los alrededores hay muchos restaurantes tradicionales de cocina vasca, donde puedes deleitarte con buen pescado y buenas carnes.
En todo el Hotel Miró la conexión por Wi-Fi es gratuita y buena. Hay un rincón estupendo: el bar de cortesía con refrescos, infusiones y café disponibles a cualquier hora, sin cargos adicionales. Junto al bar, hay un saloncito acogedor, con un ordenador también a disposición de los huéspedes y hasta una impresora, prensa y cómodos sofás, todo un acierto, perfecto para unos momentos de relax, antes de subir a la habitación.
Los detalles hacen que te sientas verdaderamente a gusto. Las habitaciones del hotel Miró, tienen todas las comodidades: agua mineral gratuita, TV de pantalla plana de 32 pulgadas, reproductores de DVD y MP3, albornoz y chanclas.
Uno de los ratos más agradables del fin de semana lo pasé en la coqueta zona de wellness, con bañera de hidromasaje y baño de vapor. Se reserva con antelación para asegurar la disponibilidad del espacio y poder disfrutarlo de forma exclusiva. Una horita entre estos vapores y burbujas y ¡como nueva! Reconozco que ví el gimnasio, pero ¡preferí ejercitar las piernas recorriendo la ciudad!
El ambiente cosmopolita que se respira te sumerge en seguida en una ciudad absolutamente multicultural, peculiar y con gran personalidad que merece la pena conocer.
¡Wow! La verdad es que las instalaciones parecen increíbles. Habrá que hacerle una visitilla la próxima vez que vaya a Bilbao. 🙂