Cerca del paralelo 66º que marca el inicio del círculo polar Ártico, Islandia es un destino muy atractivo para los que no tenemos miedo al frío. No todas las islas tienen palmeras. Islandia rompe muchos clichés con su original clima, cultura, idioma, costumbres… Esta isla, que literalmente se llama “la tierra del hielo” está cubierta de hielo y nieve muchos meses al año, haciendo sus paisajes sublimes, mágicos.
Al estar cerca del Polo Norte, la posibilidad de ver Auroras Boreales en Islandia es muy alta, especialmente en invierno. La mejor hora para verlas es entre las 21h y medianoche. Si el cielo está despejado -las nubes son el peor enemigo del paisaje astronómico- verás cómo los entusiastas de estas magníficas luces salen bien abrigados lejos de las ciudades para evitar la contaminación lumínica- y contemplan el cielo, obteniendo a menudo resultados tan satisfactorios como esta imagen.
Si cuentas con una buena cámara, perseguir las Auroras es especialmente divertido, ya que puedes ver cómo a través de la lente -y con un poco de habilidad- se recogen tonos de color con una fuerza y claridad asombrosas. El movimiento de las auroras en el cielo, donde parece que “bailan” al mostrarse, es algo misterioso y cautivador.
Islandia tiene otras peculiaridades como las horas de luz que tiene el día: tan sólo unas 5 en invierno, y por el contrario, más de 18 en verano. La gastronomía es otra particularidad: la sabrosa sopa de langosta, la controvertida carne de ballena, el delicioso bacalao, el salmón marinado y las originales recetas de tiburón, son platos de lo más típico en la cocina islandesa.
Entre los años 50 y 70, Islandia y Reino Unido protagonizaron feroces disputas por los territorios de pesca. El bacalao -uno de mis platos preferidos-, es muy importante para la economía de este gélido país, y ¡realmente saben como prepararlo en deliciosos platos!
En el puerto, os recomiendo el restaurante Mar. Es nuevo, apenas ha cumplido un año desde su inauguración, y ya es un lugar de referencia. Además de su rica cocina, su ciudada decoración y el excelente servicio lo hacen un lugar perfecto para disfrutar de placeres gastronómicos de Reykjavik. Junto a Mar, desde el puerto, pueden hacerse originales excursiones como expediciones para avistar ballenas, o salidas al mar en busca de otras especies animales -como los frailecillos o las múltiples aves que sólo se pueden ver en latitudes extremas-.
Aunque la posibilidad de ver cetáceos es alta, nosotros probamos suerte pero en esta ocasión no llegamos a cruzarnos con nunguno de estos gigantes habitantes marinos. Disfrutamos en cambio de la navegación y el paisaje, con una puesta de sol envidiable.
En el barco de Elding, navegamos abigados con unos trajes especiales. La amable guía nos explicaba al tiempo que recorríamos la costa, datos y curiosidades sobre la fauna y las costumbres de la zona. Una garantía curiosa que ofrecen es, si embarcas en una de estas excursiones y no llegas a disfrutar de la vista de ballenas, puedes acudir gratis a navegar con ellos otro día -en los 2 años sigientes- y volver a probar suerte… ¡lo intentaremos!