Con lo que es la fama de la ciudad de Barcelona, es fácil olvidar que es sólo una parte de lo que es el turismo catalán. En realidad, Catalunya ofrece muchas opciones turísticas. A veces hasta me cuesta creer que España tiene tanto bonito que ver como realmente tiene, y aquí mencionaré solamente dos opciones.
El Maresme es la zona costera subiendo la costa desde Barcelona en la dirección de la Costa Brava. Una serie de pueblos chicos y grandes, El Maresme es fácilmente accesible desde Barcelona en los trenes Rodalies de Renfe que salen de Plaça Catalunya por un par o tres de euros. Cada uno de estos pueblos—por ejemplo, Mataró, Vilassar de Mar, Premià de Mar, y Cabrera de Mar—tiene un centro antiguo y un poco de vida de playa. La playa es como religión en esta zona y no es difícil ver por qué, con el Mediterráneo al lado y playas más o menos anchas de arena blanquita. Claro, no es que sean éstas las mejores playas de España—ésas las encontrará más al norte, en la Costa Brava, o quizás más al sur, en la Costa del Sol. Pero las playas y los pueblos del Maresme son una buena opción para un día o parte de un día cerca de Barcelona pero con un ambiente un poco más relajado. Se puede ir a una playa bonita en España sin que sea un viaje dedicado a playa, sin reventar el presupuesto, y sin cambiar demasiado la ruta del viaje. A la vez, aunque están estos pueblos muy urbanizados ya, en ellos se puede ver un poco de vida de pueblo más tradicional español y/o catalán.
Más allá del Maresme saldrá de la provincia de Barcelona y llegará a la provincia de Girona. La Costa Brava, con sus playas preciosas, está ubicada en Girona, y el museo Dalí y la casa Dalí también se encuentran aquí. Todas estas son atracciones que merecen la pena verlas, pero son menos accesibles sin coche (pero no diría que no fueran accesibles, porque eso tampoco es cierto). El museo Dalí en Figueres es grande, divertido, y lleno de gente. Reflejo del carácter único de Dalí, el museo tiene de todo un poco y será del agrado de todos los miembros de la familia. La casa Dalí, quizás por estar más retirado aún, parece recibir menos visitantes que el museo. Ubicada cerca de Cadaqués en el pueblito de Port Lligat, la casa tiene una ubicación idílica—hasta ideal para combinar con un día de playa en las calas preciosas de allí—pero sin perder los toques de Dalí, como los huevos en la azotea y el jardín.
Otra opción para viajar fuera de Barcelona capital es visitar la capital de Girona—llamada también Girona. Girona no es costera, sino de río—varios ríos principales de la región confluyen en esta ciudad. La ciudad antigua de Girona, incluso el antiguo barrio judío, tiene calles estrechas, edificios preciosos, y calles pedradas. Como la ciudad antes era fortificada, también quedan partes grandes del muro; las subidas y bajadas ofrecen vistas espectaculares de la zona que rodea. Esta parte de la ciudad es perfecta para perderse por un par de horas, sabiendo que uno no se puede cansar cuando en cada esquinita hay un bar o cafetería acogedor y no se puede perder porque casi siempre está dentro de vista o el río o la catedral impresionante de la ciudad.
Girona es alcanzable desde Barcelona en tren y también es donde llegan los vuelos de las aerolíneas baratas/low-cost. Llegar en coche también es una opción, porque Girona queda a solo un par de horas de Barcelona. Eso dicho, los peajes de la autopista no son los más baratos y gradualmente se va desapareciendo el español de los carteles y prevalece cada kilómetro más el catalán… entonces cuidado si no se siente lo suficientemente cómodo leyendo rápidamente el catalán para no perderse. Aunque es pequeña, la ciudad, sobre todo la parte antigua, es tan bonita—y bastante romántica también—que estaría bien quedarse l menos una noche.