Recorrer Italia es un placer en cualquier época del año. Génova es una preciosa ciudad que tal vez podría pasar desapercibida para el viajero que sólo piense en los destinos más típicos del Mediterráneo. Nosotros visitamos esta capital italiana, la sexta por tamaño de población, ya que viajábamos en crucero y nuestra ruta tenía una breve parada en el puerto genovés de Portofino.
Al pasear por sus calles más emblemáticas, como la Via Garibaldi, te encuentras rodeado de piezas de rica arquitectura renacentista de tradicionales familias de banqueros y comerciantes adinerados de esta ciudad. Su estado de conservación es magnífico y las calles son limpias y seguras.
A tan sólo 36 kilómetros, se encuentra la peculiar localidad de Portofino. Nos recomendaron visitar este atractivo y colorido destino y ¡allí fuimos!:
Portofino nos dejó muy buen sabor de boca 😉
El pueblo de Portofino fue fundado durante el Imperio Romano con el nombre de Portus Delphini debido a la gran población de delfines en el Golfo del Tigullio. En nuestra fugaz visita a la región de Liguria, no tuvimos ocasión de ver delfines esta vez, pero sí de navegar por sus aguas tranquilas y disfrutar del sol mediterráneo y de la amabilidad de sus habitantes.
Portofino es un simpático lugar que invita a quedarse. De hecho, es frecuente localidad de descanso para miembros de la jet set italiana. Nosotros tuvimos que regresar rápido a Génova para continuar el viaje a bordo de nuestro crucero… pronto os contaremos más sobre el impresionante barco en el que viajamos, el MSC Splendia.