De princesa, de guerrero, hadas, elfos, monstruos y finalmente disfraces tan elaborados que hay que darles su propio espacio. A mi no me gusta disfrazarme, pero si que me interesa el folklore de algunas zonas de España. Este año he pasado el fin de semana en Santander, concretamente en Santoña (vale, también he comido anchoas).
Una de las noches más esperadas en España es la de fin de año en Madrid. Miles de turistas llegados desde todos los rincones del mundo se acercan a la capital española buscando fiesta, buena música y la Puerta del Sol. Desde las 11 de la noche se van acumulando personas bajo el reloj de la antigua Casa de Correos, hoy sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid esperando a que den las doce en el reloj.
En el tiempo de espera no pueden faltar los cánticos, las risas y el cava, aunque en los últimos años se han endurecido las medidas de seguridad y ya no se ven botellas. Esto no es impedimento para que la Puerta del Sol se abarrote de gente cargada con uvas para celebrar la tradición de comerse una con cada campanada del reloj. De hecho, las televisiones españolas suelen retransmitir en directo las campanadas desde ese punto emblemático para todo el país.
La tradición es comerse una uva con cada una de las doce campanadas del reloj para entrar con buena suerte en el año nuevo. Una vez finalizado el rito de las uvas y de haber deseado lo mejor a las personas que nos rodean, ha llegado el momento de salir de fiesta por las zonas aledañas a Sol o bien coger el transporte público para dirigirnos a nuestra zona favorita, ya que en Madrid el transporte público en Nochevieja funciona hasta la 1,30 de la mañana como todos los días. Lo mejor para acabar una buena velada es terminarla con un chocolate con churros bien calentito como los que dan en la chocolatería San Ginés donde por un módico precio, se entra rápidamente en calor con uno de los desayunos más típicos de la ciudad.
El 13 de diciembre se celebra la fiesta de Santa Lucía. Es una mártir que murió en el año 300 y su memoria se extiende de oriente a occidente. Con este motivo cada año, desde 1786, se organiza en Barcelona una feria de pesebres, del 28 de noviembre al 23 de diciembre.
En los alrededores de la Catedral de Barcelona se instalan paradas de artesanos de muy diversas actividades. Es una ocasión singular para sumergirse en la artesanía tradicional catalana, con motivo de las fiestas de Navidad. Belenes, figuras, corcho, árboles de Navidad, complementos y elementos de decoración se entremezclan entre las estrechas callejuelas de la Ciutat Vella e introducen al visitante en un paisaje típico de estas fechas.
Además, se realizan actividades familiares, como los concursos de belenes de las iglesias cercanas, o el cagatió gigante, donde los niños se lo pasan en grande. Aunque sólo sea por ver el ambiente, ¡vale la pena darse una vuelta!
Se puede completar la tarde disfrutando de la iluminación navideña que llena las calles, como la Avenida del Portal del Ángel o el Paseo de Gracia. Y para resguardarse del frío, nada mejor que un chocolate caliente en la Granja Viader de la calle Xuclà.
Dublín, por su fascinante historia y cultura, se convierte en una de las capitales culturales más atractivas de Europa. Su tradición histórica literaria y teatral hace de ella algo espectacular: Oscar Wilde, George Bernard Shaw y Samuel Beckett nacieron aquí y James Joyce inmortalizó para siempre la ciudad en sus brillantes relatos breves “Los Dublineses” o gracias a su obra maestra, Ulises. Todavía siguen en activo un número de teatros famosos mundialmente y cargados de historia, entre ellos y con más renombre destacan: The Abbey y The Gate.
Hay una compañía formada por españoles que viven en Irlanda hace años que ofrecen excursión por ciudades como Dublín o Howth explicándotelo todo en Castellano. Así que, el idioma ya no es una barrera para visitar y descubrir a fondo Dublín y sus alrededores. Es una empresa joven con un montón de cosas por contarte, para que puedas enterarte bien de ¡todo lo que un Irish nunca te contaría!
Puedes echarle un vistazo a su web, los que este año han probado sus servicios, nos cuentan que enseñan lugares son espectaculares dando divertidas explicaciones. No os perdáis su exclusiva Ruta Histórica de Pubs: ¡qué seria Dublín sin una buena pinta de cerveza…salud!