Cada año, por los alrededores del último fin de semana de agosto, existe un pueblo en la Comunicad Valenciana que tiñe sus calles de rojo. A tomatazo limpio, los habitantes de Buñol la emprenden contra sus vecinos, con el patrocinio del Ayuntamiento y algunas empresas locales, que ponen al servicio de esta tradicional batalla campal, toneladas de tomates.
Este año, La Tomatina de Buñol tendrá lugar el 29 de agosto y la batalla del tomate promete diversión y jolgorio en una fiesta inofensiva donde el rojo pasión lo ponen quintales de jugo procedentes de maduros tomates de la huerta valenciana.
Todo comenzó hace años, sobre la década de los 40, cuando un grupo de mozalbetes alborozados, se abrieron paso a empellones para disponer del mejor sitio y disfrutar del espectáculo de los gigantes y cabezudos. Cuentan las lenguas de pregoneros y vecindonas, que hubo un vecino a quien no sentó nada bien la actitud de los zagales, más que nada porque el hombre acabó de bruces en el suelo.
Preso de la ira, el buñolense la emprendió a mazazos con cuanto se le puso por delante y, en hallando un puesto de verduras en su camino, comenzaron a volar productos de la huerta. Los vecinos, contagiados por la algarabía, se animaron a participar en esta guerra de verduras y al acabar con la mercancía del verdulero, corrieron a sus casas y volvieron cargaditos de tomates.
La Tomatina de Buñol es Fiesta de Interés Turístico Internacional desde el año 2002 y miles de personas, procedentes de todos los rincones del planeta, llegan en hordas hasta la localidad de Valencia, para disfrutar de un jugoso baño de tomate valenciano. Cuando todo haya acabado, serán los propios vecinos quienes brinden a los participantes, una magnífica ducha a manguerazo y desde sus balcones. Refrescante y muy divertida, para poner punto y final a unas fiestas muy originales.