Oriente es verdaderamente diferente a la cultura occidental y en uno de los contextos que más sorprenden es en el familiar.
Las mujeres en Vietnam comienzan a estar en edad de casarse alrededor de los 20 años y hasta los 27. Por lo mismo, los noviazgos jóvenes suelen ser largos y dedicados, pues la importancia del matrimonio es una prioridad por encima de los estudios superiores y su propio desarrollo individual. Las familias participan en estas uniones cumpliendo un rol muy importante, pues ambas partes tienen que dar su consentimiento para que las bodas se realicen. Una vez acordada la pedida de mano no hay vuelta atrás.
Después de la ceremonia (y las fotos respectivas) -como estas realizadas en Hanoi– las mujeres se van a vivir a la casa de los padres del novio.
Sucede por dos razones. Primero porque es imposible económicamente tener una propiedad y segundo, porque es tradición que los hijos varones creen su nueva familia en la casa donde han crecido y vivido siempre. Así se ha extendido por toda la geografía vietnamita. Ciudades como Hanoi, Hue, Danang, Ho Chi Minh (antiguo Saigón) son portadores de estas costumbres y tanto los maridos como los suegros tendrán la tarea de opinar sobre las decisiones a tomar mientras que las recientes esposas interpretarán estas intervenciones prácticamente como órdenes.
Las mujeres jóvenes e inexpertas – siempre dóciles y de una educación exquisita- se someten a sus nuevas familias, pero una vez llegados los hijos varones la situación cambia a su favor, pues eso les da la oportunidad de ser suegras en un futuro, sólo entonces podrán ejercer una fuerte autoridad en sus propias casas.