El otro día llamó mi atención el nuevo anuncio para televisión de una compañía de suministro energético, ya que reconocí de inmediato el escenario donde lo habían rodado: Turégano, uno de los pueblos más bellos de la provincia de Segovia al que hice una excursión hace ahora un par de meses.
Turégano se encuentra a 33 kilómetros al noroeste de la ciudad de Segovia. Se trata de una típica villa castellana de gran importancia histórica y que vivió su mayor esplendor a finales de la edad media. Su casco histórico está en buen estado de conservación y se mantiene todavía suspendido en el tiempo, por lo que dar un paseo recorriendo sus callejuelas es una bonita experiencia.
En el centro mismo del pueblo nos encontramos con una plaza porticada, la Plaza de los Cien Postes o Playa Mayor, configurada por soportales levantados sobre columnas de madera y piedra. Esta plaza es el lugar idea para descansar un rato y tomar una cervecita en alguno de sus bares, que tienen precios baratos, con la extraordinaria vista del Castillo de Turégano al fondo.
Sin duda el mayor atractivo de Turégano es su castillo. Se conoce su origen celtibérico y desde 1931 está declarado monumento histórico-artístico. Su estado de conservación es relativamente bueno, aún permanecen en pie las torres del antiguo castro, pero debemos tener en cuenta que su silueta actual se debe a una importante modificación que tuvo lugar en el siglo XV.
Sin embargo, el Castillo de Turégano sufrió diversas modificaciones a lo largo de la historia, y todas ellas pueden distinguirse en la edificación en la actualidad, como la Iglesia de San Miguel que se encuentra intramuros. En este castillo se hospedó hasta en tres ocasiones el rey Fernando el Católico.
Especialmente llamativo fue para mí el hecho de que, además de iglesia y fortaleza, este castillo también fue una prisión que encerró en sus mazmorras a hombres ilustres. Da escalofríos contemplar el calabozo y la ranura por la que le tiraban la comida a los presos.
También de especial interés es la Iglesia de Santiago de Turégano, que se levanta, majestuosa, por encima del pueblo. Se trata de una iglesia románica del siglo XII. La ordenó construir el que fuera primer obispo de Segovia, Don Pedro de Agén, y data de la misma época que la Iglesia de San Miguel que se halla en el interior del castillo. En los años 80 fue restaurada y en su interior conserva casi intacto el retablo mayor, de estilo rococó.
Otros atractivos de Turégano son las Plazas Nuevas y sus bellos jardines, la Casa Miñano, el Jardín de los Obispos, el Palacio Episcopal, el Burg, la Antigua Sinagoga ahora convertida en casa parroquial, y el Vía Crucis del Humilladero que dirige al viajero hacia la Ermita de Nuestra Señora de los Remedios.
un pueblo espectacular, saludos