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Tag: turismo europa

Qué no hacer en restaurantes italianos

Uno de los mayores motivos que nos llevan a viajar a Italia es su comida. Pero como en todos sitios, resulta que hay que tener ciertas “normas” para no cometer errores en nuestra visita. He aquí una ronda de cinco consejos para no quedar mal en un restaurante italiano en Italia.

1) El queso parmesano y los mariscos no se mezclan.  Sólo en los últimos años algunos chef vanguardistas han comenzado a experimentar esta mezcla tabú de ingredientes, pero rociar queso parmesano en la pasta de marisco es todavía un gran pecado.

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2) No penséis que la pasta está dura. Fuera de Italia, la pasta se hierve bastante hasta quedar generalmente blanda, suave. En el interior de la bota, la pasta se sirve “al dente”, lo suficientemente firme como para morderla, es la “pasta verdadera”.

La Vuelta al Mundo en Mercadillos de Navidad

Uf, hay crisis sin duda, ¿pero quién puede evadirse de las tradicionales compras navideñas? Afortunadamente y durante estas fechas podemos disfrutar de una amplísima red de mercadillos navideños que nos pondrán las cosas mucho más fáciles y, además, nos ayudarán a encontrar de todo: Obras de arte, antigüedades, artesanía, objetos de colección y hasta auténticas gangas. Solo tenéis que enganchar con Tripwolf y acompañarnos por esta vuelta al mundo en mercadillos de Navidad.

Desde luego que la marca de la casa está en Europa, sobre todo en el centro del viejo continente, aunque ya casi ningún país europeo puede escapar a la multitud de puestecillos que aflora durante estos días tan entrañables. Pero no podemos hacer un reportaje sobre mercadillos de Navidad sin acudir al más antiguo del planeta.

Mercado de Dresden. Foto LH DD Wifö

Oficialmente y según la primera documentación escrita, el mercadillo más legendario es el de la ciudad de Dresde. Como no podía ser de otra manera el más antiguo tenía que estar en Alemania, cuna de los mercadillos navideños. El Christkindlmarket de Dresde se remonta nada menos que a la primera mitad del siglo XIV. Le siguen en antigüedad otros dos imprescindibles: El de Estrasburgo, de 1570; y el de Nüremberg, de 1628.