Si quieres conocer a fondo la peculiar isla de Madeira, una vez que hayas visitado Funchal -su capital y primera parada obligatoria-, lo más recomendable es adentrarse en los espectaculares paisajes que Madeira encierra en su reducida pero tremendamente rica extensión geográfica. Para ello, es recomendable el alquiler de un coche (al menos durante 3 días), con el que puedes ir muy rápidamente de punto a punto de la isla, aunque eso sí, despacito para no perderte las increíbles vistas que merece ya no sólo el escarpado exterior, sino las variedades topográficas de bosque, monte volcánico y valles que pueblan su interior.
Circunvalando la isla hay una una carretera conocida como Via Rápida (la única autovía de toda la isla) que permite llegar desde casi cualquier punto a otro fácilmente. No rodea la isla completamente, pero completa un 75% de la circunvalación, y tampoco es mucho problema, ya que el resto de carreteras no son nada malas, y es mejor no ir muy rápido para, como se comenta anteriormente, no perderse detalle.
Casi no hay punto que destacar si diéramos una vuelta alrededor de la isla (en dirección contraria a las agujas del reloj), pero si hay que elegir algunos sitios en nuestra vuelta virtual, empezaríamos por el propio aeropuerto de Funchal (si no te fijaste al aterrizar). Desde la propia vía rápida (y no muy rápido) echa un ojo a la impresionante obra arquitectónica del aeropuerto, una grandísima y espectacular plataforma acoplada a la irregular orografía de la costa sujeta por un “bosque” de columnas de hormigón.