Llegar a Hungría es fácil desde cualquier punto de Europa: por tierra, desde la época de los grandes imperios, ha sido un reclamo para unos y otros pueblos que, pasando por ella, han dejado su huella y su influencia en este territorio. Aunque la cultura húngara siempre se ha impuesto en este país al que numerosos imperios se han acercado a conquistar.
Un bastión donde la educación secundaria se perpetúa en los más altos estándares, es la Abadía Benedictina de Pannonhalma, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Pannonhalma, a unos 100km de Budapest, es un bonito pueblo de unos 3.000 habitantes sobre cuya colina se alza esta abadía. En ella, desde el siglo X, una comunidad de monjes benedictinos se dedican por entero a dos tareas: educar y rezar por el país.
La Abadía es ahora un internado de excelente reputación escolar donde viven 40 monjes -17 de ellos son profesores- y 350 alumnos entre 12 y 18 años. Además, otras 300 personas trabajan en las distintas labores de la Abadía.