¿Á qué te suena Madeira? ¿Sabes dónde está? ¿A qué país pertenece? Confieso que acudí a un mapa para situar con exactitud esta peculiar isla portuguesa, cuando supe que iba a pasar allí una improvisada semana de vacaciones. Con una latitud privilegiada, Madeira es una particular isla que goza de una temperatura estival estable entre 20 y 30 grados centígrados ideal para pasar un tiempo de relax y disfrutar de su espectacular naturaleza.
Una curiosidad de Madeira es que, siendo una isla, sus costas son llamativamente escarpadas: acantilados de vertiginosa altura que hacen que la entrada al mar no sea desde playas sino con un caída en vertical de cientos de metros. Incluso goza el privilegio de tener el segundo acantilado más alto de Europa, donde, por cierto, hay un ascensor que te baja a un restaurante y huerto -¡con vacas!- en un delgadísimo saliente entre roca y mar. Es curioso imaginar el camino que han recorrido estos animales para llegar a pastar allí.
Nos alojamos en su capital, Funchal, – en el Hotel Jardins D’Ajuda, un complejo turístico en el barrio de Ajuda, una zona residencial junto a uno de los centros comerciales mayores de Funchal, con toda clase de establecimientos de ocio y entretenimiento. El tipo de público que encontramos en la zona era, en general, bastante mayor por lo que el lugar es muy tranquilo. Además, tanto en este centro comercial como en las cafeterías y restaurantes del barrio se puede encontrar wifi fácilmente.