“Te invito a mi boda” suele suponer un aluvión de ideas del tipo: ¿Qué me pongo? ¿Organizamos despedida? ¿Qué haremos? ¿Lloraré en la ceremonia? ¿Habrá que leer unas palabras para los novios? Quién más quien menos, imagino que todos hemos experimentado esto alguna vez. Lo que es un poco menos común es que la invitación te llegue de Malasia, y que tus amigos se casen, además de “a la manera occidental”, siguiendo el ritual tradicional de una boda china, sí, ¡china!
Malasia es en sí un país con una sabrosísima mezcla cultural: árabe, china e hindú. Las costumbres, la cocina, los edificios, el estilo de vida… constituyen una amalgama donde la diversidad se combina y enriquece en cada rincón de este país asiático. Un famoso eslogan publicitario dice que Malasia es “Verdaderamente Asia“.
Llegó el gran día por fin: estábamos de boda en Kuala Lumpur. Por la mañana, el novio pasó a recoger a la novia, que esperaba su llegada en casa de sus padres. Ahi comenzaba el ritual: en casa de los padres de la novia la pareja se inclinaba ante el altar donde veneraron a los antecesores de ella, y les rezaron en señal de respeto. Así, contrajeron matrimonio ante los ojos de sus antepasados. El ritual completo aunaba las más antiguas tradiciones chinas con las costumbres modernas de celebrar los matrimonios en occidente.
Los invitados esperábamos la llegada de Gin y Dan en el lujoso Hotel Hilton de Kuala Lumpur. En el Hotel, rodeados de todos sus amigos y familiares, un grupo de 400 personas llegadas de todas partes del mundo, fueron declarados marido y mujer según las costumbres occidentales: intercambiando votos y anillos, y con el clásico “puedes besar a la novia“.
Comimos, brindamos para celebrarlo, y por supuesto hubo una bonita tarta nupcial que los cónyuges cortaron y repartieron para todos.
Una de las partes más emotivas de la boda, fue la tradicional ceremonia del té, parte clave en el ritual nupcial chino. La ceremonia del té es una señal de respeto hacia sus mayores. Para este rito, Gin y Dan se cambiaron sus elegantes trajes occidentales -ella iba de blanco y él de smoking- por atuendos acordes a la tradición china.
Durante la ceremonia del té la pareja sirvió esta bebida a todos los familiares mayores: primero los de la novia, y a continuación los asistentes por parte del novio, llegados en su mayoría desde Estados Unidos. Los familiares entregaban a los novios por turnos los “Ang Pow” (paqueres rojos) como agradecimiento por su invitación y deseos de felicidad para la pareja en forma de obsequios -normalmente dinero o joyas-. Las joyas que la novia recibe en esta ceremonia pasan de generación en generación con cada enlace matrimonial.
Esta boda fue una preciosa unión entre dos culturas: como el propio espíritu de aceptación y convivencia con la diversidad racial que persiste en Malasia.
Excelente artículo, y fotos.
Yo también he acudido a alguna boda javanesa en Indonesia.
Increible colorido y ceremonia totalmente desconocida para nosotros los occidentales y con tres días de boda.
Saludos
Gracias Gildo. ¿La boda Javanesa es similar? Saludos