La llamada de las tierras vikingas te puede llevar, como a mi, a descubrir Finlandia, a volar rumbo a Tampere (que se pronuncia con acento en “Tám”).
En medio de una preciosa región plagada de lagos, la ciudad de Tampere fue fundada por el rey Gustavo III de Suecia en 1779, entre los lagos Näsijärvi y Pyhäjärvi. En este último se halla la coqueta isla de Viikinsaari, un lugar de recreo y esparcimiento que las familias locales aprovechan para disfrutar de actividades al aire libre. En verano, un barco conexión la isla de Viikinsaari desde el puerto de Laukontori en apenas veinte minutitos.
La parte occidental es una pequeña reserva natural con playa. En invierno, la isla es accesible a pie o esquiando. Vestigios de las culturas sueca y rusa se combinan en todos los aspectos de la vida de esta región de lagos.
Desde lo alto de la colina de Pispala se pueden ver Viikinsaari y otras islas. Es uno de los vecindarios más antiguos y más caros de la ciudad. En días claros, la vista llega hasta la vecina ciudad de Nokia, una de las localidades más nombradas de la región orillas de estos lagos junto con Hämeenlinna y Lathi. La historia de esta conocida empresa se sitúa a pocos kilómetros de Tampere.
¿Quieres saber algo curioso? La empresa Nokia fue creada en 1865, cuando Finlandia era parte del Imperio ruso, y en su orígen, lejos de fabricar sofisticados teléfonos móviles, se estableció como una fábrica de pulpa de madera para la producción de papel, una de las actividades industriales más fuertes aún activas en la región.
Años más tarde, construyó una segunda fábrica por el río Nokianvirta, el lugar que dio su nombre de Nokia. Alrededor de la fábrica se establecieron asentamientos humanos, y a esa comunidad también se le denominaría Nokia. No llegué a pisarla en este viaje, es la tierra que se ve justo al fondo del lago, ¡pero me quedé bien cerquita!
Una de las más bellas experiencias para disfrutar de los lagos finlandeses es la canoa o el kayak. Encontré a uno de los mejores guías para dicho evento, Pekka Tyllilä, creador de la Finnish Canoeing Instructors Association y gerente de Hiking Travel Hit que organizan incluso salidas en grandes grupos para introducirse en este relajante mundillo. Durante el paseo puedes conocer la geología, fauna y flora del lugar, como las pequeñas islas llenas de aves autóctonas, en donde desembarcar y sentirte todo un explorador, o las piedras que rodean a los lagos, que cuantan de casi 2.000 millones de años de historia, cuando los glaciares formaron la península que es hoy en día. Pekka me llevó en una canoa de su propio diseño. Es reconfortante cuando disfrutas de una experiencia con alguien que ha dado su vida por esa actividad.
En las orillas de los lagos hay además algo tremendamente caraterístico de Finlandia: ¡saunas!. Las saunas secas son muy habituales en este país, donde es normal encontrar una junto a cada casa o edificio. La temperatura en el interior llega a 70-100°C, notablemente más elevada que otras saunas fuera de Escandinavia. Visitamos la Sauna Kaupinoja, en Tampere, con una bonita vista del lago Näsijärvi y la posibilidad de disfrutar de una barbacoa entresesión y sesión de calor.
Es muy popular entre personas de todas las edades. Se combinan intervalos cortos dentro de la cabina -que no se puede aguantar durante más que unos pocos minutos-, con baños en el lago, sea cual sea la temperatura exterior. Puede resultar chocante, pero el cuerpo toma tal temperatura, que refrescarlo un poco -apenas se nota el agua fría, y realmente se agradece- es muy agradable. Si afuera hay hielo, se hace un agujero en él y entre sesión y sesión dentro de la sauna, uno se refresca en el agua -literalmente helada. Impresiona.
Este ritual purifica la piel y presumiblemenete es una práctica muy saludable para fortalecer el cuerpo. Por tradición, se practica en Finlandia con gran frecuencia. Es normal que al menos una vez a la semana, los finlandeses visiten la sauna para la desintoxicación de la piel, limpieza de las vías respiratorias, mejora de la circulación e incluso para relajarse. Con unas gotitas de valor, uno se lanza al ritual y ¡qué bien sienta!