Skip to content

Month: May 2013

Sudáfrica a vista de pájaro

Nos encanta recorrer destinos y pisar distintos suelos, pero ¿qué me dices de sobrevolarlos? Es aún más emocionante. En Sudáfrica, puedes recorrer muchos puntos y mirar sus cautivadores paisajes a vista de pájaro. Aquí te cuento algunos lugares desde los que asomarse a preciosos paisajes desde singulares cimas.

Pasear en globo, subir en un moderno ascensor de cristal a la cima de un grandioso estadio de fútbo, contemplar maravillas naturales como el Cañón del río Blyde o asomarse a “La Ventana de Dios” son formas de coronar las alturas de Sudáfrica y disfrutar de su belleza desde un punto de vista muy original.

Puesta a punto de los globos aerostáticos. Foto: Ana Fañanás
Puesta a punto de los globos aerostáticos. Foto: Ana Fañanás

Merece la pena madrugar para ver amanecer desde un globo aerostático como este, surcando por el aire las llanuras de Sudáfrica.

Sabores de Sudáfrica

Algo muy importante de cada lugar que exploramos es, sin duda, probar los sabores de la gastronomía local. Degustar los platos típicos, de la manera en la que los lugareños los comen, es una experiencia cultural que nos aproxima a las gentes de cada rincón del mundo, y a cómo viven sus costumbres reflejadas en la cocina, uno de los aspectos más característicos de cada comunidad.

A través de la cocina típica salen a relucir los mejores productos de cada tierra e incluso sus tradiciones y valores. Algunos de los sabores que conquistaron nuestros paladares en Sudáfrica fueron los del Bunny Chow, el biltong, las tortitas, el estofado de impala, las frutas naturales o el dulce pudding de malva.

Pequeños Bunny Chow, de carne y vegetarianos. Fat Baz, Durban. Foto: Ana Fañanás
Pequeños Bunny Chow, de carne y vegetarianos. Fat Baz, Durban. Foto: Ana Fañanás

En Durban, donde se halla la comunidad hindú más grande del mundo fuera de la India, reina el curry y la especias se combinan maravillosamente, con un toque picante. Así son los llamados “Bunny chow“, que generalmente son de pollo, y que puedes encontrar fácilmente en cualquier rincón de la ciudad.

El Parque Nacional Kruger, Sudáfrica

Desde hace muchos años, Sudáfrica me inspira un sinfín de aventuras. Constituye un escenario natural sorprendente, un homenaje vivo a nuestros orígenes, ya que se dice que esta nación es la cuna de la humanidad. Sudáfrica es un lugar donde la naturaleza conserva su encanto primitivo y salvaje, empleando además los mejores medios y comodidades de los que disfrutamos en la actualidad. Este entorno tiene uno de sus mayores exponentes en el Parque Nacional Kruger, al este del país. Este parque, que tiene la misma extensión que toda la región de Extremadura, o que Gales al completo, seguro que es uno de los puntos claves en tu lista de “lugares para visitar” si eres un amante de la naturaleza.

Una de las 9 puertas del Parque Nacional. Foto: Ana Fañanás
Una de las 9 puertas del Parque Nacional. Foto: Ana Fañanás

Recorrer sus llanuras, donde habitan libremente miles de animales como leopardos, elefantes, leones, rinocerontes, hipopótamos, zebras, chacales, impalas, guepardos, hienas, perros salvajes, búfalos, jirafas, jabalíes, cocodrilos, impalas, kudus, y más de 500 especies de aves, es toda una experiencia. El parque tiene 9 puertas, y nosotros accedimos desde Nelspruit, capital de Mpumalanga.

El mágico Valle de Núria

Idílica. Así de simple se puede definir y sentir la experiencia vivida este singular lugar del Pirineo gironés en Cataluña. Es la primera palabra que me vino cuando tuve que explicarselo a un amigo. Idílico es el enclave que guardan sus montañas, y que, soleadas, nevadas o plagadas de ese verde característico del pino negro, maravillan a primera vista. El Valle de Núria es uno de esos lugares mágicos, uno de esos secretos a voces, una visita obligada por cualquier amante de la naturaleza.

La historia comienza en Ribes Vila, una de las paradas del tren cremallera, un proyecto ideado hace casi 100 años y que inauguró su primer viaje al Valle de Nuria en 1931. Con casi 13 kilómetros de espectacular recorrido por escarpadas laderas y túneles de piedra, y superando más de 1.000 metros de desnivel, es la única forma de acceder a Núria, preservando toda la intimidad y la magia histórica del lugar.

Hermosa vista del valle en verano. Foto: Ana Fañanás
Hermosa vista del valle en verano. Foto: Ana Fañanás